METABOLISMO Y FUNCION DEL TRIPTOFANO

Una vez que el triptófano es ingerido en la dieta, éste es absorbido por las paredes del intestino pasando a través de las membranas celulares hacia la sangre, en la cual una pequeña cantidad del mismo se transporta en forma libre y el resto (80 – 90%) unido a la albúmina. Los niveles circulantes de triptófano están influenciados por la dieta, en particular por macronutrientes como los carbohidratos y las proteínas. Los hidratos de carbono de la dieta presentan la capacidad de modificar las concentraciones plasmáticas de triptófano y aminoácidos neutros. Una dieta rica en hidratos de carbono produce un incremento en la secreción de insulina que posteriormente activara el cotransportador de sodio para la absorción de glucosa, el cual también se utiliza para la absorción de aminoácidos y en consecuencia, una disminución en plasma de la concentración de aminoácidos neutros, mientras que la concentración de triptófano no se ve afectada de forma importante.

Por lo tanto, la bajada en la absorción del triptófano por competencia en su transporte con otros aminoácidos puede producirse por la ingestión de una dieta rica en proteínas que posteriormente dará lugar a estos aminoácidos libres. Pero si ingerimos alimentos que sean más ricos en carbohidratos que en proteínas junto con alimentos ricos en triptófano o bien triptófano libre, disminuiría la competencia con otros aminoácidos y en consecuencia, se incrementa la relación de triptófano frente a otros aminoácidos en plasma, lo que facilita la entrada de este aminoácido en el cerebro, y por tanto se favorece la síntesis de serotonina y melatonina.

Así pues, si el triptófano se ingiere en la dieta junto a carbohidratos, su absorción se verá incrementada.

La mayoría de las funciones que se atribuyen al triptófano son mediadas a través de su conversión en el neurotransmisor serotonina o en el producto final de esta vía metabólica, la hormona melatonina, la cual posee efectos antioxidantes, antidepresivos, potenciador del sistema inmune y regulador de los ritmos sueño/vigilia.

Las necesidades diarias de aminoácidos son máximas en lactantes para ir disminuyendo progresivamente hasta la edad adulta, donde se estabiliza dependiendo del peso corporal del sujeto, a la vez que de la composición y digestibilidad de los ingredientes que la componen. En cuanto a las recomendaciones diarias concretas (RDA) de administración de triptófano según la “Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO 1985)” en lactantes, de tres a seis meses de vida la RDA es 17 mg/kg/día. En niños de dos a tres años de vida, la RDA es 12,5 mg/kg/día y en la etapa adulta de 3,2 mg/kg/día. Asimismo dietas con exceso de triptófano producen anormalidades en su metabolismo, asociadas con procesos de fibrosis e inflamación, síndrome carcinoide, y síndrome de esclerosis.

Qué alimentos contienen triptófano de forma natural

Entre los alimentos, especialmente ricos en triptófano, que por lo tanto, aumentan los niveles de serotonina, se encuentran el pavo, pollo, leche, queso, pescado, huevos, tofu, soja, semillas de ajonjolí y de calabaza, nueces, cacahuetes y mantequilla de cacahuete. Sin embargo, para sintetizar serotonina, el cuerpo necesita además de triptófano, ácidos grasos omega 3, magnesio y zinc. Por tal motivo, alimentos ricos en magnesio como los plátanos, las nueces, las legumbres, las verduras y el germen de trigo, también son considerados antidepresivos naturales, ya que actúan favorablemente, para el aumento de la serotonina.

Por otro lado, comer gran cantidad de esta selección de alimentos no es suficiente para hacernos felices. Tal y como hemos visto en su metabolismo, el cerebro solo puede absorber triptófano cuando se combina con carbohidratos, que son convertidos en azúcar en el intestino.

Cuando sube el nivel de azúcar en sangre se estimula la producción de insulina, y la insulina a su vez hace que las neuronas del cerebro sean receptivas al triptófano, a partir del cual el cerebro crea la serotonina, la hormona para sentirse bien.

Cuando nos sentimos frustrados, es nuestro cuerpo el que impulsa las ganas de tomar como “estimulante”, por ejemplo, un buen plato de pasta Garofalo rica en carbohidratos, para satisfacer su necesidad de despejar el torrente sanguíneo y hacer que nuestro cerebro sea receptivo a la absorción del triptófano que crea la serotonina.

En la realidad, a corto plazo, nuestro estado de ánimo lo puede determinar una comida. A largo plazo, organizar de forma sistemática nuestra ingesta nutricional es la mejor forma de mantener constante el nivel de azúcar en sangre, mantenernos de buen humor y no ganar peso en el proceso.

La mejor forma de conseguirlo es seguir una dieta que sea lo más equilibrada posible: una mezcla variada y colorida de alimentos – los alimentos naranjas y rojos estimulan, los azules calman, los amarillos animan, y los verdes ayudan a la concentración – que contengan una amplia gama de distintos componentes. Esto debería permitirnos evitar los picos y caídas de fluctuaciones en el nivel de azúcar en sangre, y las variaciones anímicas que causan.

Si adoptamos una dieta equilibrada, hay algunos potenciadores naturales de la felicidad, como es el triptófano, que podemos permitirnos para darle a nuestro estado de ánimo un impulso extra.