Según el estudio AECOC FOODWASTE: Hábitos de aprovechamiento de la alimentación de los españoles, los hogares desperdician anualmente 2,9 millones de toneladas de alimentos. Los datos de este estudio reflejan que solo el 15% de los hogares nunca tira nada y en los casos en que se desechan los alimentos, el 70% de las veces se deben a descuidos por no llevar un control de la despensa, la nevera o el congelador.

 

Hoy, en Sentirse Bien Se Nota vamos a darte algunos consejos para incorporar la cocina de aprovechamiento a tus hábitos y colaborar a la reducción del desperdicio alimentario.

 

¿Qué es la cocina de aprovechamiento?

La cocina de aprovechamiento es una práctica basada en el uso responsable para sacar el máximo provecho de los alimentos y así evitar el despilfarro de comida.

Esta filosofía culinaria ya la solían practicar nuestras generaciones anteriores, y la encontramos en muchas recetas de la gastronomía española, como las migas o la ropa vieja.

Para evitar el desperdicio alimentario es importante realizar una planificación del menú, ajustar las raciones para procurar que no sobre comida y comprar con sentido común con objeto de conservar adecuadamente los alimentos.

Una vez en la cocina, podemos aprovechar aquellas partes de los ingredientes que no utilicemos para realizar otras recetas, como podría ser hacer un caldo de las espinas del pescado. Además, antes de tirar algún alimento podemos buscarle un uso alternativo, como hacer compota, batido o mermelada, en el caso de la fruta madura. Y también podemos cocinar otras recetas con alimentos sobrantes, como hacer unos deliciosos arancinis sicilianos con el arroz hervido de más.

 

Consejos para no tirar la comida

 

CALDOS:

Los caldos son una de las mejores maneras para aprovechar aquellas partes de alimentos que desecharíamos con más facilidad. Por ejemplo, con las cabezas y raspas del pescado podemos hacer un delicioso fumet que nos servirá para cocinar una paella de marisco. Con los huesos y carcasas del pollo podemos  elaborar caldos de carne, y lo mismo sucede con las verduras. Además, cualquier caldo preparado se puede congelar para conservarlo durante más tiempo.

 

CROQUETAS, EMPANADILLAS O ALBÓNDIGAS:

Las croquetas, las empanadillas o las albóndigas son una muy buena solución para no tirar los restos de pisto o algún trozo de carne o pescado que hayan sobrado de algún plato anterior. Picando la carne, con un poco de bechamel o rellenando obleas podemos darle una sabrosa vuelta a esas sobras que tenemos en la nevera.

 

PAN:

Congelar el pan es una excelente manera de conservarlo y poderlo consumir poco a poco según la necesidad, pero a veces se nos puede olvidar guardar algún trozo en el congelador. En estos casos nos servirá para cocinar migas, preparar sopas o rallarlo para empanar.

 

PASTA Y ARROZ:

Los cereales como el arroz, la quinoa o la pasta son alimentos que se conservan muy bien en la nevera una vez cocinados. Si hemos hervido de más, o nos sobra de algún acompañamiento, siempre podemos elaborar otros platos distintos y sabrosos, como ensaladas o los buddha bowls de verduras.

 

¿Conoces algún consejo más para practicar la cocina de aprovechamiento? Déjalo en los comentarios.