El desperdicio alimentario es uno de los problemas más invisibles y graves que enfrentamos en la actualidad. Según la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdicia cada año. Este problema no solo tiene consecuencias económicas, sino también sociales y medioambientales. Como padres, madres o cuidadores, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de formar una nueva generación más consciente y responsable.
Involucrar a los menores en la lucha contra el desperdicio alimentario no solo contribuye a crear hábitos más sostenibles, sino que también les enseña valores como la empatía, la gratitud y el respeto por los recursos. En este artículo te vamos a mostrar cómo hacerlo de forma práctica y efectiva.
Cómo concienciar a los menores sobre el problema del desperdicio
El primer paso es educar, y la mejor manera para hacerlo es a través de la experiencia, la curiosidad y el ejemplo.
Explica con historias y ejemplos reales
Cuéntales qué pasa cuando tiramos la comida: cómo se producen los alimentos, el trabajo que hay detrás y qué ocurre con los desechos. Utiliza vídeos o cuentos infantiles que hablen sobre este tema de manera sencilla.
Visita un mercado local o una granja
Descubrir de primera mano de dónde viene la comida, visitando una granja o un mercado local, les permitirá conectar con el origen de los alimentos. Además, es una excelente oportunidad para entender el esfuerzo que hay detrás de cada fruta o verdura y aprender que existe una temporada para cada alimento.
Sé un modelo a seguir
Los niños y las niñas observan y repiten. Si te ven planificar las comidas, aprovechar las sobras y actuar con coherencia, es más fácil que adopten estos mismos comportamientos. Evita tirar alimentos sin explicación y en su lugar cuéntales cómo la vas a aprovechar en la siguiente comida.
Crea un sistema familiar para evitar el desperdicio de alimentos
Una vez que los niños entienden el problema, es momento de involucrarlos activamente en soluciones prácticas dentro del hogar. Aquí tienes algunas ideas:
Incluir a los menores en la planificación del menú
Al hacerlos partícipes de la planificación familiar, aprenderán sobre la importancia de llevar una alimentación variada, nutritiva y equilibrada. Utilizar un calendario familiar con dibujos y pegatinas puede hacerlo divertido para los más pequeños.
Hacer la lista de la compra juntos
Antes de ir a comprar, revisa con ellos la nevera y la despensa para que aprendan a diferenciar qué alimentos faltan y cuales aún se pueden aprovechar. Esto reduce las compras innecesarias y les da una sensación de responsabilidad.
Cocinar en familia
Esta es una de las actividades más educativas y divertidas que se puede hacer en casa. Asigna las tareas según su edad: lavar verduras, medir ingredientes, mezclar masas, etc. Mientras cocinan, puedes hablarles sobre cómo aprovechar las sobras o transformar ingredientes simples en platos diferentes. Además, si han contribuido a preparar las recetas, es más probable que se terminen la comida.
Servir porciones adecuadas
Una forma común de desperdicio es servir más de lo que se puede comer. Enseña a los niños a servirse porciones pequeñas con la posibilidad de repetir si tienen más hambre. También se puede convertir en un juego para ver quién logra dejar el plato limpio sin desperdiciar alimentos.
Crear un rincón de alimentos de “consumo pronto”
Es importante que aprendan la importancia de las fechas de caducidad y de consumo preferente, así como consumir las frutas y verduras que están más maduras. Crea un espacio visible en la cocina o en la nevera para los alimentos que están a punto de caducar o de pasarse. Al involucrarlos con el seguimiento, mejorarán la planificación y tendrán una noción de urgencia responsable.
Gestionar imprevistos sin tirar la comida
En ocasiones se cancelan planes, hay cambios de apetito o se preparan demasiadas porciones. Pero incluso en estas situaciones podemos evitar el desperdicio con creatividad y planificación.
Enseña la regla de las “3R”
- Reutilizar: guarda correctamente lo que ha sobrado para otra comida. Enséñales a tapar, etiquetar y refrigerar.
- Reinventar: transforma las sobras en platos nuevos.
- Repartir: si sabes que no vas a consumir algo, puedes compartirlo con los invitados, los familiares o incluso congelarlo para otro momento.
Conservar y congelar correctamente
Los niños pueden ayudarte a etiquetar los envases con la fecha y el contenido. Esto no solo les enseña a organizar, sino también a valorar el tiempo de vida útil de los alimentos. Además, pueden crear un calendario de “comidas por rescatar”.
Involucrar a los niños en la lucha contra el desperdicio alimentario no solo evitará toneladas de desperdicio a lo largo del tiempo, sino que les convertirá en adultos más conscientes, responsables y creativos.
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