Uno de los aspectos clave a tener en cuenta para mitigar el despilfarro alimentario es conservar correctamente los alimentos para alargar su estado óptimo. Una temperatura inadecuada, el contacto directo de luz o un mal cierre del envase pueden acelerar su deterioro. 

En el caso concreto de los frigoríficos, además de colocar los alimentos en su mejor ubicación, una buena organización también permitirá que la temperatura se distribuya equitativamente por todo el electrodoméstico. En este sentido, debemos evitar que los alimentos toquen las paredes de la nevera y procurar dejar espacio entre los productos para que el frío se reparta bien.

Hoy, en Sentirse Bien Se Nota, vamos a explicarte cómo organizar los alimentos en tu nevera de cara a conseguir su conservación óptima. 

Dónde colocar cada alimento

La temperatura aconsejable para el frigorífico son 5ºC y la del congelador -18ºC, pero en verano se aconseja bajar un par de grados la de la nevera. Para que esta temperatura se mantenga, es importante no tener el frigorífico demasiado lleno y abrir la puerta sólo cuando sea necesario, durante el menor tiempo posible.

Además de tener en cuenta que cada alimento tiene un lugar específico en el frigorífico, es importante colocar la compra de manera que los productos con una fecha de caducidad más próxima queden delante para ser consumidos primero.

Puerta

La puerta es la zona menos fría de la nevera y la que recibirá más cambios constantes de temperatura. Este espacio es ideal para guardar mermeladas, mantequillas y huevos en la parte alta, y bebidas como agua y zumos en la parte inferior. La leche es un producto que no tolera bien el cambio frecuente de temperaturas y es más adecuado colocarlo en la parte interna de la nevera.

Parte superior

En la parte superior de la nevera se aconseja guardar los productos listos para consumir, como pastas frescas, embutidos, masas refrigeradas, verduras cocinadas, platos preparados… En estos estantes también colocaremos los tarros abiertos que no requieran temperaturas muy frías y las semiconservas (como anchoas, patés o productos ahumados). 

Parte media

La zona media del frigorífico es el lugar ideal para los quesos, leches, yogures y demás lácteos que no necesitan temperaturas tan frías. Las conservas, los paquetes abiertos y las sobras de días anteriores también se deberían guardar en esta zona de la nevera.

Las sobras de comida deben guardarse una vez se hayan enfriado, si las colocamos en caliente provocaremos un desajuste de temperatura en el frigorífico.

Parte inferior

La zona inferior es la parte de la nevera destinada a aquellos alimentos más perecederos que requieren de temperaturas frías para conservarse, como carnes y pescados.

Algunos frigoríficos tienen un compartimento cerrado para conservar mejor dichos alimentos, evitando que sufran cambios de temperatura al abrir la puerta. 

Si nuestra nevera no dispone de estos compartimentos, lo más aconsejable es guardar los alimentos dentro de bolsas herméticas o tarros de cristal. Al guardarlos en recipientes separados también evitamos que sufran contaminaciones cruzadas.

Cajones

Los cajones están destinados a guardar las frutas y las verduras, ya que son una de las zonas menos frías de la nevera. Debes tener en cuenta que estos alimentos necesitan “respirar”, por lo que no es recomendable que los guardes dentro de bolsas de plástico, redecillas o cartones.

Alimentos que no deberías guardar en la nevera

Por desconocimiento, a veces guardamos en el frigorífico algunos alimentos que no deberíamos, acelerando su deterioro. 

  • Las frutas tropicales como los aguacates, la piña, los mangos o los plátanos deben guardarse en sitios oscuros y frescos, pero a una temperatura suficientemente alta para poder madurar. 
  • Las frutas de verano, como melocotones, melones, sandías y tomates pierden parte de su sabor si los mantenemos en un estado inferior a los 10ºC.
  • Las patatas, las cebollas y los ajos también se deben colocar fuera de la nevera, ya que las bajas temperaturas pueden llegar a cambiar su sabor.
  • Los quesos secos también pierden sabor y textura si los guardamos en ambientes tan fríos. Lo mejor es envolverlos en papel y guardarlos en lugares frescos.
  • A no ser que la temperatura ambiente sea excesivamente alta, el chocolate se debe guardar fuera de la nevera. Si lo mantenemos a temperaturas bajas se genera una capa blanquecina, perdiendo sabor y textura.
  • El pan es otro de los alimentos que debemos guardar fuera de la nevera para que se mantenga tierno. Si no lo vamos a consumir, antes de que se seque es mejor cortarlo a rebanadas y congelarlo.
  • Guardar el café en la nevera provoca una pérdida de sabor y, además, corremos el riesgo de que absorba los olores de otros alimentos.