Los ancient grains o granos ancestrales son aquellas semillas que, a diferencia de los modern grains, no han sido modificados genéticamente con el paso del tiempo para mejorar su sabor, tamaño o aspecto. Muchos de ellos todavía se cultivan de la misma manera que se hacía en la antigüedad.

La creciente tendencia hacia una nutrición y estilo de vida más saludable ha originado una recuperación de estos granos ancestrales  dadas las beneficiosas propiedades que contienen y los efectos positivos que aportan a nuestra salud su consumo habitual.

 

Propiedades de los ancient grains

 

Bulgur

El bulgur se consigue de la cocción de los granos de trigo y su posterior secado. Es una importante fuente de almidón, nos aporta carbohidratos de buena calidad y es bajo en grasas. Es un alimento habitual en la gastronomía de Oriente Medio y lo encontramos en platos como el tabbuleh (ensalada fría), el kibbeh (plato nacional del Líbano que consiste en mezclar carne cruda picada con bulgur y especias) o la mujaddara (lentejas con bulgur).

 

Kamut

El kamut es una de las variedades de trigo más antiguas que conocemos. Tiene un tamaño superior al trigo común, un sabor más dulce y una mayor concentración de proteínas, fibras, minerales y oligoelementos como hierro, calcio, magnesio, potasio, fósforo, selenio y zinc. También posee gran cantidad de vitamina E y B.

Principalmente, este grano originario de Egipto lo encontramos en masas, panes y galletas; aunque también lo podemos consumir en ensaladas.

 

Espelta

Con un sabor que recuerda a la nuez, el origen de este grano se encuentra en la zona actualmente conocida como Irán. Durante la edad media fue el cereal utilizado para la elaboración de pan por las clases más pudientes.

La espelta forma parte de la familia del trigo y es uno de los cereales con mayor aporte proteico gracias a aminoácidos como la lisina. También es una importante fuente de minerales y vitaminas del tipo B.

Podemos consumir la espelta en harina (para la elaboración de panes, pastas, galletas o bizcochos) y en grano (en recetas calientes o frías).

 

Trigo Sarraceno

El cultivo del trigo sarraceno se remonta a la China Imperial, antes de que el arroz y otros cereales fueran reemplazando su cultivo.

Es fuente principal de fibra, magnesio, manganeso y vitaminas del tipo B. Tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.

A diferencia de los anteriores cereales esta semilla no contiene gluten porque, aunque su nombre engañe, no proviene del trigo. Por lo tanto es apto para celíacos.

Podemos consumir el trigo sarraceno en grano entero y su preparación es similar a la del arroz, por lo que es un buen sustituto del mismo. También podemos utilizarlo en forma de harina para elaborar panes, pasteles, crêpes, galettes o blinis.

 

Quinoa

La quinoa es uno de los granos ancestrales más conocidos e introducidos en nuestra dieta. Su origen se sitúa alrededor del lago Titicaca, entre Bolivia y Perú. Este pseudocereal contiene menor cantidad de hidratos que un cereal y su aporte de proteínas es superior con nueve aminoácidos esenciales.

Existen distintas variedades de quinoa y cada una presenta unas propiedades específicas. En este post descubrirás diferentes maneras de cocinar la quinoa.

 

Amaranto

El origen del cultivo del amaranto está relacionado con Mesoamérica. En el año 4.000 a.C., mayas, incas y aztecas lo utilizaban como planta medicinal. En algunas zonas de México todavía es un remedio natural para tratar enfermedades como la tuberculosis y la ictericia.

El amaranto es fuente de vitamina C y, al no contener gluten, es apto para celíacos. Su alto contenido en proteína vegetal lo convierte en un alimento muy interesante para dietas vegetarianas.

En la cocina el amaranto es tratado como un cereal pudiéndose tomar tostado, hervido, en harina, inflado o germinado.