La ecoterapia, también conocida como terapia verde o terapia de la naturaleza, es un conjunto de técnicas terapéuticas que sostienen que las personas somos parte de una red de vida y que nuestra psique forma parte del medioambiente. 

La primera persona en dar visibilidad a este tipo de terapia fue el doctor en Filosofía por la Universidad de Princeton, Theodore Roszak, con la publicación de su libro “La voz de la Tierra” en 1992. Unos años más tarde, en 1996, Howard Clinebell, doctor en la Universidad de Columbia, publicó el libro “Ecoterapia”, tratando con amplitud la curación y el crecimiento personal fruto de la interacción del ser humano con el medioambiente, incluyendo en sus aproximaciones el trabajo corporal, ignorado hasta entonces por parte de la ecopsicología.

La ecoterapia reivindica la necesidad de que la psiquiatría y la psicoterapia tengan en cuenta la conexión entre las personas y la naturaleza en base a los descubrimientos científicos y a la sabiduría de las anteriores generaciones.

Así pues, supone un excelente tratamiento para los casos de ansiedad, depresión y estrés, y es cada vez más practicado en residencias de ancianos, centros de salud mental, hospitales y centros juveniles.

Terry Hartig, profesor de Psicología de la Universidad de Upsala, demostró en este estudio publicado en 2011 que 40 minutos en contacto con la naturaleza pueden reducir los pensamientos negativos y potenciar los positivos. Por su parte, en 2016, el investigador Peter James y su equipo de la Universidad de Harvard demostraron la relación entre la exposición a los espacios verdes y las tasas de mortalidad.

Beneficios de la ecoterapia

Este tipo de terapia aporta una amplia variedad de beneficios, tanto físicos como mentales.

Reducción de los pensamientos negativos

Según varios estudios llevados a cabo en la Universidad de Stanford, caminar 90 minutos al día por la naturaleza reduce la actividad neuronal de la corteza prefrontal, disminuyendo los pensamientos negativos. Asimismo, el entorno natural permite que la mente se libere, favoreciendo los pensamientos positivos.

Fomentar la creatividad

Los baños de bosque son una práctica japonesa que consiste en centrarse en el momento presente, prestando una atención total al entorno natural. Según demostraron Ruth Ann Atchley y David L. Strayer, esta técnica de ecoterapia que fomenta el enfoque en el ahora y facilita la atención plena, permite aumentar la creatividad hasta un 50% en la resolución de problemas complejos. 

Estimular la capacidad intelectual

Realizar ejercicio en un entorno natural nos ayuda a mantener las células sanas y aumenta el volumen del hipocampo cerebral, mejorando nuestra memoria y habilidad cognitiva.

Las actividades al aire libre también podrían disminuir significativamente los síntomas de TDAH, según los resultados del estudio elaborado por los investigadores Frances E. Kuo y Andrea Faber Taylor en 2004.

Beneficios corporales

Cualquier tipo de actividad física practicada de manera regular aporta grandes beneficios a nuestro cuerpo. Si además la realizamos en un entorno natural, nuestra tasa de cortisol, la frecuencia cardíaca y la presión arterial disminuirán. Asimismo, el estrés y ansiedad se verán reducidos, fortaleceremos nuestro sistema inmune y la calidad del sueño mejorará.

Técnicas de ecoterapia

Shinrin Yoku o baño de bosque

La palabra en japonés significa literalmente “absorber la atmósfera del bosque”. Inspirado en prácticas budistas, esta técnica consiste en pasear por el bosque de una forma meditativa y especial, absorbiendo todas las sensaciones del momento con una mirada kinestésica.

Earthing o grounding

Consiste en conectar con la tierra de una manera física, prestando especial atención a las sensaciones corporales, con actividades como caminar descalzos por la tierra o la playa, prestar atención a las sensaciones corporales al bañarnos en el mar o el río, etc.

Abrazar a un árbol

Es un tratamiento ideal para los problemas de concentración, la hiperactividad o la depresión, gracias a las vibraciones que emiten los árboles y que influyen en comportamientos biológicos.

Sin embargo, no es necesario realizar una terapia profunda para beneficiarnos de los efectos de la ecoterapia. Otras actividades como la jardinería, elaborar artesanía con productos naturales, cuidar animales o contemplar el mar también reavivan nuestra conexión con la naturaleza.