La semana que viene se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, una celebración promovida por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de la Diabetes que tiene como objetivo concienciar a la población sobre el impacto para la salud de esta enfermedad y su posible prevención.

La diabetes es una enfermedad crónica que consiste en que el cuerpo no es capaz de regular la cantidad de azúcar en sangre. 

Existen principalmente dos variantes:

  •  Tipo 1: causada como una reacción autoinmunitaria que provoca que el cuerpo ataque a sus propias células como si fueran extrañas. Estos casos suelen aparecer en la infancia o adolescencia, todavía se desconoce el motivo de su desarrollo y su tratamiento consiste en la administración diaria de insulina.
  • Tipo 2: el cuerpo es incapaz de utilizar la insulina que produce de una manera eficiente, provocando una alteración de los niveles de azúcar en sangre. Este tipo aparece en la edad adulta y sus principales causas son la obesidad y la falta de actividad física.

Según la Federación Española de Diabetes, para el tratamiento de la diabetes, además de un estilo de vida saludable, controlar la alimentación es fundamental. En este sentido, los expertos recomiendan seguir una dieta rica en frutas y vegetales, granos integrales -como el trigo, el arroz, la quinoa o la avena-, proteínas -pollo, pavo, pescado, huevos, legumbres- y productos lácteos bajos en grasa. También es clave evitar aquellos alimentos muy procesados, ricos en sodio, y fuentes de colesterol y de grasas saturadas.

Si bien la distribución de los nutrientes tampoco difiere de la recomendada para la población en general -siendo aconsejado el plato de Harvard-, en los casos de diabetes la importancia radica en la composición alimentaria de cada una de las comidas y su frecuencia.

Una planificación diaria de las ingestas permite controlar la glucemia de manera más efectiva para ajustar las dosis de insulina. Asimismo, favorece el mantenimiento de un peso ideal y unos niveles óptimos de tensión arterial, colesterol y triglicéridos.

Dado que la diabetes puede causar otras complicaciones para nuestra salud, como algunas enfermedades cardíacas, renales o que afecten a la vista, se recomienda llevar una alimentación que minimice las probabilidades de sufrirlas.

Alimentación para prevenir enfermedades derivadas de la diabetes

Frutas y vegetales

Los expertos recomiendan consumir 5 piezas de vegetales cada día. En el caso de las frutas, la pieza entera aporta muchos más nutrientes que su zumo y el efecto saciante es mayor. 

El brócoli, rico en ácido fólico, calcio, hierro, zinc, antioxidantes y vitamina K, es uno de los vegetales más beneficiosos para cuidar nuestro corazón. 

Los flavonoides son unos fitonutrientes presentes en algunos vegetales que ayudan a controlar la presión arterial, dilatan las arterias y protegen la capa interna de los vasos sanguíneos. Este nutriente está presente en las fresas, los arándanos, las uvas, las naranjas, las espinacas, las manzanas, las ciruelas, las bayas y los frutos rojos, entre otros.

Para cuidar la vista es importante consumir alimentos ricos en vitaminas A -mejora la visión nocturna-, vitamina C -protege de las radiaciones ultravioletas- y vitamina E -tiene propiedades antioxidantes-. Entre ellos, destacan los cítricos, la zanahoria y las verduras de hoja verde -espinacas, acelgas, etc.-

Cereales

Según la Fundación Española del Corazón, y demostrado en el estudio llevado a cabo por investigadores de la Harvard School of Public Health, el consumo habitual de cereales está asociado a una mayor longevidad, ya que su ingesta reduce la mortalidad, en general, y la tasa de muerte cardiovascular, en particular. 

Asimismo, su consumo regular ayuda a combatir el estreñimiento y favorece la eliminación de toxinas y desechos, fortaleciendo la salud de nuestros riñones.

Alimentos ricos en omega-3

El pescado azul, los huevos, el aguacate, los frutos secos, el aceite de oliva, las semillas, el marisco y otros alimentos ricos en este ácido graso son muy beneficiosos para la salud del corazón y el fortalecimiento de los vasos sanguíneos, reducen los triglicéridos y el riesgo a desarrollar arritmias.

Además, consumir alimentos ricos en omega-3 de manera habitual puede ayudar a reducir el daño renal en los casos de diabetes tipo 1, según queda demostrado en este estudio llevado a cabo en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.