El descanso es un factor esencial para nuestra salud y bienestar porque durante el mismo nuestro cuerpo se restaura y se recupera. Un descanso de calidad favorece nuestro sistema inmune, mejora la memoria, ayuda a reducir la inflamación de nuestro cuerpo y baja la presión sanguínea. Después de dormir unas 8 horas nos levantamos con más energía y motivación, listos para encarar positivamente un nuevo día.

La calidad de nuestro sueño se puede ver afectada por diversos factores, tales como situaciones de estrés o preocupación, consumir estimulantes a lo largo del día, llevar una vida sedentaria o por un cambio de rutinas.

El confinamiento que estamos viviendo sin duda ha alterado nuestra rutina, cambiando nuestro ritmo vital, disminuyendo nuestra exposición solar y aumentando las sensaciones de estrés y ansiedad.

Según Diego Redolar, neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya, no poder salir de casa puede provocar en algunas personas la sensación de pérdida de control sobre la vida. En estas situaciones se activa la amígdala, una región cerebral que durante la noche puede interferir en la calidad del sueño, provocando una mayor dificultad para conciliarlo y con más interrupciones mientras dormimos.

La glándula pineal es otra estructura cerebral que se puede ver afectada estos días. Esta glándula es responsable de segregar melatonina, una hormona que, entre otras funciones, se encarga de regular los ciclos de sueño. Un uso excesivo de smartphones y tablets, sobre todo antes de ir a dormir, puede perjudicar estos ciclos.

Según diferentes estudios, no descansar correctamente nos hace más susceptibles a enfermedades e infecciones. En este momento que estamos viviendo, adquiere especial importancia gozar de un descanso de calidad para mantener nuestra salud en buen estado.

Qué podemos hacer para mejorar nuestro descanso

Según el Dr. Estivill, médico y especialista en medicina del sueño, “el sueño se prepara durante el día; la calidad del sueño está en cómo vivimos”. Para ello es importante preparar el día estableciendo nuevas rutinas acorde a la actual situación de confinamiento.

Dentro de lo que nos permita el teletrabajo y la familia, es importante establecer un horario, respetar las horas de las comidas e intentar practicar actividad física unos 30 minutos al día.

Las dos horas previas para ir a dormir son esenciales para lograr un buen descanso. Durante ese tiempo debemos ir desconectando gradualmente de las preocupaciones del día y de nueva información sobre el coronavirus. En estas dos horas previas también es muy importante dejar de utilizar ordenadores, tablets y smartphones porque la luz que emiten sus pantallas interfieren negativamente en nuestro proceso del sueño.

Realizar algún tipo de actividad que rompa nuestra rutina nos permitirá desconectar de los problemas y situaciones diarias. Es importante dedicar algo de tiempo diario a leer, escuchar música, ver una serie o practicar alguna tarea creativa que ayude a evadirnos de las preocupaciones causadas por un exceso de información.

Ajustar nuestro período de sueño al tiempo de oscuridad, despertándonos con la primera luz del día es, según Estivill, otra buena manera de combatir el insomnio. De la misma manera, desaconseja dormir durante el día y sugiere que, en caso de siestas, debemos intentar que no superen los quince minutos.

Por su parte, Diego Redolar apunta la importancia de la práctica habitual de ejercicio físico porque favorece los procesos de regulación de los ritmos de los ciclos de sueño y vigilia que realiza el cerebro. También aconseja fijar un ritual relajante antes de ir a dormir como un baño o ducha de agua caliente, lectura o música suave.

Por último, debemos prestar especial atención a nuestra alimentación. Seguir una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras y cereales, evitando el consumo de productos ultraprocesados, platos que requieran digestiones pesadas y excitantes a última hora del día, favorecerá que nuestro descanso sea de calidad.