Junto con el yoga y el pilates, el pole dance es una disciplina de baile cada vez más practicada en nuestro país. Se caracteriza por el uso de una barra vertical fija que sirve de soporte para la elaboración de diferentes figuras acrobáticas unidas entre sí.

Su origen se remonta a más de 200 años atrás con el “mallakhamb”, un pilar gimnástico utilizado para la práctica de yoga que favorecía el aumento de fuerza muscular en brazos y piernas.

Si bien a principios del siglo XX el mundo circense y las ferias ambulantes también utilizaban una barra similar en sus actuaciones, el auténtico auge del pole dance llegó durante los años 50 con la incorporación de este elemento en las actuaciones de las bailarinas de cabarés, relacionando este tipo de baile con el ambiente lúdico nocturno.

¿Qué es el pole dance?

Lejos de aquellos bailes de cabaré, hoy en día el pole dance está considerado una auténtica disciplina deportiva con gran reconocimiento en países como Rusia, Argentina o Reino Unido, que busca su lugar para convertirse en deporte olímpico.

Esta práctica completa y apta para todo tipo de personas, aporta un gran trabajo muscular y cardiovascular, a la vez que fomenta la creatividad para elaborar las figuras en la barra.

Para empezar a practicar este deporte, no es necesario tener un cuerpo flexible ni unas habilidades concretas. Los primeros ejercicios se realizan en el suelo con la ayuda de una colchoneta. El objetivo es fortalecer brazos, abdomen y piernas antes de incorporar la barra en la práctica. Conforme se gane fuerza y experiencia, se comenzará a introducir la realización de las figuras acrobáticas, primero en el suelo y posteriormente en el aire.

¿Qué beneficios aporta su práctica?

Tonificación

El pole dance es un ejercicio funcional muy completo que facilita una rápida tonificación corporal, en especial del tronco superior. 

Mantener la estabilidad y realizar los giros en la barra implica un gran trabajo de fortalecimiento de los brazos, los hombros y el abdomen superior. Aunque en menor medida, las piernas también se tonificarán rápidamente al ser la sujeción de nuestro cuerpo en muchas de las figuras acrobáticas.

Flexibilidad

Si bien esta actividad se relaciona con el baile, se trata más bien de una disciplina acrobática con giros, arcos y piruetas que, poco a poco, aportarán una mayor elasticidad a nuestros músculos, mejorando la flexibilidad de todo el cuerpo.

Aumentar la flexibilidad corporal favorece la prevención de lesiones y dolores de espalda, mejora la postura corporal y fomenta una recuperación más rápida del cansancio muscular.

Coordinación

El pole dance aúna movimientos de yoga, gimnasia, danza aérea y baile. Sus figuras y posturas requieren mucha concentración para enlazar cada uno de los movimientos correctamente y sin caer al suelo. Con la práctica, la coordinación corporal y el equilibrio mejorarán significativamente.

Autoestima

Como toda actividad deportiva, esta no solo aporta beneficios físicos, sino que también favorece nuestra salud mental. Está demostrado que la práctica deportiva conlleva un aumento en la producción de serotonina -la hormona de la felicidad-, interviene en la reducción de los niveles de estrés y mejora la concentración. 

Asimismo, practicar pole dance aumenta la propia confianza, al conseguir realizar acrobacias cada vez más elaboradas, y favorece el desarrollo de la sensualidad, aumentando nuestra autoestima.

Desintoxicación

Los movimientos llevados a cabo con las acrobacias y el trabajo abdominal realizado durante toda la sesión para sostener el cuerpo en la barra aceleran nuestro metabolismo, ejerciendo una constante eliminación de toxinas y grasas acumuladas.

Asimismo, la práctica habitual de esta actividad deportiva previene y reduce la retención de líquidos y mejora la circulación de las piernas, evitando la aparición de varices.

Sin duda, el pole dance es un deporte con múltiples beneficios. ¡Anímate a practicarlo!