Según datos de la ONU, en el mundo se desperdician 41.000kg de alimentos cada segundo; cantidad que supone un tercio de la producción mundial. 

El desperdicio alimentario es el responsable del 10% de las emisiones globales de CO2. Si fuera un país, sería la tercera nación con más emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, por detrás de China y de EEUU.

Esta alarmante situación, y la necesidad de actuar para detenerla, ha hecho del desperdicio alimentario el principal indicador del ODS 12 “Producción y consumo responsable”, estableciendo como hito reducirlo a la mitad para el año 2030.

Si bien el desperdicio alimentario ocurre en todas las fases de la cadena alimentaria -producción, distribución, restauración, consumo…-, un consumo responsable a nivel particular es fundamental. En este sentido, comprar lo necesario, un correcto almacenaje o practicar la cocina de aprovechamiento son algunas de las acciones que favorecen la reducción del desperdicio alimentario en los hogares.

Cómo congelar alimentos correctamente

Congelar los alimentos es una buena alternativa para mantenerlos en su estado óptimo, alargando la vida útil del producto y evitando el desperdicio alimentario. Para conseguir que los alimentos conserven todos sus nutrientes durante su estado de congelación, es importante seguir algunas pautas.

Comida elaborada

Congelar platos cocinados es una opción ideal para evitar tirar comida sobrante, organizar menús semanales y poder disfrutar de platos elaborados, incluso aquellos días con poco tiempo disponible. 

Para congelar correctamente la comida cocinada es fundamental utilizar un recipiente hermético apto para congelar y que proteja las propiedades de los alimentos. 

La comida debe estar atemperada antes de introducirla en el congelador. En caso contrario, la temperatura del interior podría aumentar, provocando una descongelación parcial y una alteración de los alimentos ya almacenados. 

Asimismo, si aumenta la temperatura del interior, el electrodoméstico necesitará más energía para llevar a cabo el proceso de enfriamiento de la cámara, gastando más electricidad.

En cualquier caso, se recomienda congelar los alimentos lo antes posible. Durante el tiempo que cualquier producto permanezca a temperaturas superiores a las de congelación, los microorganismos pueden alterar su estado.

Etiquetar el envase con la fecha de congelación es otra manera de asegurarnos que los alimentos están en buen estado y facilita un consumo preferente.

Tiempo de congelación

Cada tipo de alimento tiene sus peculiaridades para lograr una correcta conservación en el congelador.

  • La carne debe congelarse en filetes limpios y planos. Se conserva en buen estado hasta los 12 meses.
  • El tiempo óptimo de congelación del pescado son 6 meses. Debe almacenarse limpio, entero o en filetes.
  • Congelar la fruta es una práctica cada vez más extendida que facilita un consumo fuera de temporada y permite la elaboración de helados naturales y smoothies. Para ello, debe congelarse pelada, cortada y sin hueso, hasta un máximo de 12 meses.
  • Se recomienda congelar la verdura siempre cocinada. En el caso de congelar en crudo, mejor escaldarla previamente.
  • A partir de los 15 días, el pan en barra empieza a perder sus propiedades y su estado empeora. Si el pan es de molde, aguanta hasta un mes.
  • Los caldos y demás platos que contengan líquido se deben guardar en tarros de cristal y nunca llenarlos completamente. En estado de congelación su volumen aumenta y, sin espacio, el recipiente estalla.

Otras consideraciones

Para una correcta congelación de los alimentos, el aire frío debe poder circular libremente por toda la cámara. Al almacenar alimentos y recipientes, es importante no ocupar todo el espacio de los cajones. 

También se recomienda descongelar el aparato periódicamente para evitar que se produzca escarcha en su interior. 

No todos los alimentos soportan bien la congelación. Emulsiones como la leche o la mayonesa son alimentos con un equilibrio entre agua y grasa que se rompe al congelarlos.

Por su parte, los alimentos con mucho contenido de almidón, como las patatas, tampoco soportan bien la congelación.

Por último, es totalmente desaconsejable volver a congelar un alimento previamente congelado. Para evitarlo, se recomienda almacenar los alimentos en porciones pequeñas que permitan descongelar solo las cantidades necesarias.