La llegada del otoño provoca cambios importantes en nuestro entorno: las horas de luz poco a poco van disminuyendo, las temperaturas son más bajas, la humedad está cada vez más presente y se produce un descenso de la presión atmosférica.

Este nuevo escenario puede alterar nuestro estado anímico -la conocida astenia otoñal- y afectar al sistema inmunitario, provocando ciertos trastornos de salud.

Hoy, te damos algunos consejos para evitar las afecciones más frecuentes de esta temporada.

Gripes y resfriados

Al reducir la frecuencia de ventilación de los espacios cerrados, la acumulación de los gérmenes aumenta. Si le sumamos un sistema inmunitario debilitado por una disminución de las horas de luz o como consecuencia de los cambios bruscos de temperatura, los resfriados y las gripes se generan con más facilidad.

Aunque las temperaturas sean más bajas, para eliminar los gérmenes debemos seguir ventilando los espacios frecuentemente. Asimismo, una buena alimentación y evitar cambios bruscos de temperatura nos ayudará a mantener fuertes nuestras defensas.

Dermatitis atópica

Los ambientes húmedos, con calefacción y poca ventilación son el entorno ideal para la proliferación de los ácaros del polvo, los principales responsables de los problemas de piel.

Esta es una enfermedad muy sensible a los cambios de temperatura y puede provocar brotes agudos, derivando en importantes infecciones bacterianas, especialmente para las personas con alergia.

Una buena ventilación y limpieza -aspirar bien alfombras y moquetas, cambio frecuente de sábanas, etc.- evitará su reproducción.

Asma

Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica, esta es otra de las enfermedades que aumentan durante el otoño. El frío y la humedad provocan una irritación en las vías respiratorias de los pacientes que sufren esta dolencia. Asimismo, la mayor presencia de ácaros y de esporas de moho aumentan el riesgo de sufrir ataques de asma.

Los expertos aconsejan llevar a cabo tratamientos preventivos con anticipación al cambio de estación. Además, para evitar que las vías respiratorias se irriten, es recomendable mantener la garganta constantemente hidratada con bebidas calientes y se aconseja realizar baños de vapor en casos agudos.

Neumonía

Esta enfermedad es una de las más comunes durante los meses fríos y surge como consecuencia de una gripe o resfriado mal curados.

Un buen control de los síntomas de la gripe, prestando especial atención al color y a la forma de las expectoraciones, puede evitar que se complique la enfermedad, derivando en una neumonía. 

Patologías reumáticas

Estas enfermedades incluyen más de doscientos trastornos diferentes y se caracterizan por afectar al aparato locomotor, principalmente a las articulaciones. Las más comunes son la artritis, la artrosis, la dermatomiositis y la fibromialgia.

Si bien hasta la fecha no hay estudios científicos que demuestren la existencia de una relación, las personas con enfermedades reumáticas sienten un empeoramiento de su dolor con la llegada del otoño; atribuido al aumento de humedad, a las temperaturas bajas y a la disminución de la presión arterial.

Algunas de estas dolencias llegan a ser crónicas y todavía se desconocen muchos de los factores que las desencadenan, pero el consumo habitual de ciertos alimentos puede mejorar sus efectos. Aquí encontrarás algunos consejos nutricionales para las personas con artrosis.

Deficiencia de vitamina D

Esta es una de las vitaminas más difíciles de consumir. Si bien está presente en algunos alimentos, su fuente principal son los rayos del sol. 

Al disminuir la luz solar, la presencia de esta vitamina en nuestro cuerpo también se reduce, provocando en algunos casos problemas anímicos, artríticos o inmunitarios.

Para mantener un buen nivel de vitamina D durante los meses de otoño e invierno, es recomendable aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitamina D

Astenia otoñal

Este estado de cansancio, apatía y debilidad es causado, principalmente, por la dificultad de nuestro cuerpo de adaptarse al cambio de estación: modificación de horarios, vuelta a la rutina, cambio de temperatura y de luz, etc.

Si bien estos síntomas son temporales y desaparecen a las pocas semanas, es importante actuar en consecuencia para que no derive en una patología peor. Descansar el tiempo necesario, realizar ejercicio, alimentarse de manera saludable y exponerse a la luz solar son algunas de las actividades que te permitirán superar este estado.

En nuestro blog, Sentirse Bien Se Nota, encontrarás varios consejos para llevar un estilo de vida activo y una alimentación saludable.