La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y está interconectado con cada parte del organismo. Por lo que, según los expertos, refleja el estado de nuestra salud.

El aspecto de nuestra piel puede evidenciar una dieta deficitaria en nutrientes, incluso llegar a mostrar ciertos problemas de salud. En este sentido, una piel seca, apagada y con tendencia a la descamación puede estar mostrando un déficit de ácidos grasos omega 3 y omega 6, así como de colágenos. Las malas digestiones o problemas en el hígado se manifiestan en la epidermis y los problemas respiratorios o las alergias alimentarias causan afecciones tales como eccemas o psoriasis.

Si bien la genética juega un papel importante en el estado de nuestra piel, existen ciertos factores externos -conocidos como exposomas- que pueden causar un envejecimiento prematuro: altas temperaturas, radiación solar, contaminación, estrés, falta de sueño, entre otros. 

Y, aunque cuidemos nuestra piel mediante productos tópicos o tratamientos faciales y corporales, la piel se nutre principalmente desde el interior mediante una alimentación saludable y rica en vitaminas, minerales, ácidos grasos, proteínas y antioxidantes.

Alimentos indispensables para cuidar la salud de nuestra piel

Colágeno y elastina

Para mantener una piel firme y evitar la flacidez, debemos consumir alimentos ricos en colágeno y elastina, nutrientes presentes en la proteína. La dosis diaria recomendada es de dos raciones de proteínas.

La carne, el pescado, el marisco, los huevos, la leche y los derivados lácteos son algunos alimentos ricos en proteína animal. Mientras que, si optamos por consumir proteína vegetal, los alimentos más recomendables son las legumbres, la quinoa, la soja, el germen de trigo, las semillas y algunos frutos secos.

Vitamina C

La vitamina C es un gran antioxidante y un nutriente indispensable para que nuestro cuerpo pueda producir colágeno.

Esta vitamina está presente en las frutas cítricas -naranja, limón y kiwi-, las fresas, las uvas, el caqui, la papaya, el brócoli, los pimientos rojos y verdes, las coles de bruselas o los tomates.

Vitamina A y betacaroteno

La falta de vitamina A y de betacaroteno se manifiesta causando una piel seca agrietada y con presencia de granitos y espinillas. Una buena alimentación rica en esta vitamina nos ayudará a mantener una piel hidratada. Además, los antioxidantes son una excelente protección de los radicales libres.

Frutas -como el melón, los mangos y los albaricoques-, productos lácteos -como la leche y el queso-, las hortalizas de hoja verde, las espinacas, la calabaza, las zanahorias, el brócoli o los cereales son alimentos muy ricos en vitamina A y betacaroteno.

Vitaminas del grupo B

Los alimentos ricos en vitaminas del grupo B proporcionan una piel sana y tersa, evitando la acumulación de grasa no deseada en el rostro y cabello. Asimismo, intervienen en los procesos de renovación celular. En especial, destaca el ácido fólico, que encontramos sobre todo en los vegetales de hoja verde, los cereales, las legumbres y algunas frutas.

Vitamina E

La vitamina E ayuda a combatir los radicales libres, causantes del envejecimiento de las células y de la piel. Algunos de los alimentos a tener en cuenta para evitarlo son los cereales, el aceite de oliva, de soja y de germen de trigo, los frutos secos y los vegetales de hoja verde.

Grasas saludables

Los alimentos ricos en grasas saludables nos ayudan a mantener la estructura de la piel y las mucosas en buen estado, previniendo su deshidratación. Su consumo se hace especialmente importante durante la menopausia, puesto que la caída de los estrógenos provoca una mayor sequedad.

El salmón, el aguacate, las legumbres, los frutos secos, las semillas y los huevos son algunos de los alimentos con aporte en grasas saludables.

Minerales

Por sus propiedades, existen algunos minerales muy recomendables para la salud de nuestra piel.

Zinc: este mineral interviene en la regeneración del tejido cutáneo y la síntesis de colágeno y elastina.

Hierro: es primordial para la producción de hemoglobina y la oxigenación de los tejidos.

Azufre: fortalece la pigmentación de la piel.

Silicio: fundamental para sintetizar colágeno; además, su carencia acelera el envejecimiento de la piel.

Además, para mantener una piel hidratada, el aporte de líquidos es esencial. Se recomienda una ingesta diaria de entre 1 litro y medio y dos litros a lo largo del día.