Según los últimos datos ofrecidos por la OMS, cuatro de cada diez menores españoles sufren obesidad infantil. Con una tasa del 14,2%, España se sitúa en los primeros puestos europeos de países con una elevada incidencia de esta enfermedad que puede derivar en consecuencias más graves, como problemas respiratorios, cardiovasculares, diabetes o hipertensión.

Una alimentación infantil incorrecta afecta directamente a la salud del menor. La dieta de niños y niñas debe ser variada, ya que no todos los alimentos contienen los mismos nutrientes. Asimismo, es importante reducir el consumo de aquellos alimentos que impliquen un elevado aporte calórico y contengan abundantes grasas, además de evitar un estilo de vida sedentario.

Hoy te explicamos algunos aspectos que debes tener en cuenta para que la alimentación de tus hijos e hijas sea saludable y equilibrada.

Consejos para una alimentación infantil saludable

La alimentación infantil no difiere de la que debería seguir una persona adulta. Para un buen estado de salud, todas las personas requieren los mismos tipos de nutrientes -vitaminas, minerales, hidratos de carbono, proteínas y grasas-. La diferencia radica en las cantidades que son necesarias de dichos nutrientes, ya que varía en función de la edad.

Durante la infancia y la adolescencia las necesidades nutricionales y energéticas son más elevadas porque el organismo se encuentra en constante estado de crecimiento. 

En estas etapas, la alimentación debe enfocarse en proporcionar un correcto desarrollo del cuerpo y la mente.

El Ministerio de Sanidad establece tres etapas diferenciadas según las necesidades nutricionales de los menores:

3 a 6 años

Al ser un periodo de gran crecimiento y actividad física, las necesidades energéticas son muy elevadas. A diferencia de los meses anteriores, a partir de esta edad ya pueden consumir diferentes tipos de alimentos porque su sistema digestivo ha madurado.

Las proteínas de calidad son altamente necesarias durante estos primeros años para lograr un correcto desarrollo del organismo (huevos y pescado), así como los lácteos y sus derivados.

Por su gran aporte en vitaminas y minerales, las frutas y las verduras son fundamentales. Asimismo, los cereales son grandes complementos que proporcionan minerales, vitaminas y fibra.

Durante esta etapa, también se debe ir incorporando el hábito de tomar un desayuno completo.

7 a 12 años

En esta etapa, el desarrollo del menor sigue siendo crucial, por lo que debe consumir alimentos de todos los grupos: frutas y verduras, lácteos, carnes, pescados, cereales y legumbres le aportarán todos los nutrientes necesarios.

De igual manera, es importante reducir el consumo de alimentos ricos en sal o azúcar, así como priorizar el agua a los zumos de fruta y evitar las bebidas gaseosas.

Durante estos años, también es importante orientar al menor a consumir una gran variedad de alimentos para que se familiarice con las diferentes texturas y sabores. Esto le facilitará llevar una alimentación variada en etapas posteriores.

13 a 16 años

A partir de los 13 años, los niños y las niñas empiezan su transición hacia la adolescencia. Esta etapa se caracteriza por lo que se denomina “estirón puberal”, en el que músculos y esqueleto se estiran rápidamente, acabando de formarse. Este proceso requiere una gran cantidad de proteínas de alta calidad y de calcio -presente en lácteos, en verduras de hoja verde, en mariscos, etc.-.

Durante este periodo, la práctica de actividad física resulta fundamental para evitar el sobrepeso porque la cantidad de calorías que necesita el cuerpo es muy elevada y se deben quemar.

Por último, debemos tener en cuenta que, si bien la cantidad de alimentos que debe consumir el menor varía mucho en función de la etapa de crecimiento y su propia constitución, nunca será similar a la de un adulto. En este sentido, no es recomendable obligar al menor a comer más de lo que su cuerpo necesita.

De la misma forma que sucede con los adultos, los expertos en nutrición aseguran que es habitual que los niños y las niñas pasen por temporadas en las que coman menos y otras en las que aumenten su ingesta.